Si te paras a pensarlo, es muy extraño coger un ascensor y no encontrar un espejo. Muchos son los que se preguntan para qué se colocan en las cabinas. A veces, viene bien echar un último vistazo a nuestro reflejo antes de salir de casa para asegurarnos de que todo está correcto. Pero, también es cierto que en otras ocasiones, sobre todo a primera hora de la mañana, quizá preferiríamos no vernos. Como una de las empresas de ascensores en Madrid te contamos cuáles son los motivos para encontrar cristales reflectores de grandes dimensiones en cualquier elevador.
La principal razón para colocar espejos en el interior del ascensor responde a una cuestión de espacio. Ya que es un recurso muy socorrido para crear sensación de amplitud, el tamaño de la cabina suele contar con unas medidas reducidas que, para muchas personas, pueden resultar un poco agobiantes. De hecho, cuando subimos a un elevador que no cuenta con espejo suele ser porque su tamaño es mucho mayor, dando cabida a más personas por viaje.
Los elevadores reservados para mercancías, que también suelen contar con un tamaño apropiado, no suelen llevar espejos. Otra opción es que las paredes de la cabina sean de vidrio, permitiéndonos ver el exterior, en cuyo caso no será necesario reflejar el espacio interior. Esta última opción es la que solemos encontrar en los centros comerciales o en los ascensores que se colocan en el exterior de las edificaciones, todos ellos con amplias vistas.
Puede parecer una cuestión irrelevante, pero nada más lejos de la realidad, muchas veces es obligatorio por normativa. Por ejemplo, cuando las cabinas son estrechas (menos de metro y medio de ancho) y no permiten el giro completo de una silla de ruedas, el espejo enfrentado a la puerta es necesario para que el usuario de movilidad reducida pueda ver los obstáculos a la hora de salir del ascensor de espaldas. Además, la altura del borde inferior del espejo estará entre los 30 y 90 cm, nunca llegará hasta el suelo para evitar confusión óptica a usuarios con visión reducida.
Desde Acensores J. Pascual también queremos hacer hincapié sobre el hecho de que algo tan sencillo, como colocar un espejo en la cabina, hace que la percepción del paso del tiempo se acorte. Se trata de un recurso muy útil para que los viajes en ascensor nos parezcan más breves, un entretenimiento para llamar nuestra atención durante el recorrido.
Como ya hemos visto, en la mayoría de los casos es imposible no mirarse para asegurarnos de que estamos bien peinados o llevamos la ropa bien colocada. De este modo, entretenemos nuestra mente, evitando pensar que estamos dentro de un ascensor. Otra manera de conseguirlo es poner música relajante en el ascensor para amenizar el trayecto.