Cualquier empresa de plataformas elevadoras en Madrid sabe que el principal objetivo de sus soluciones salvaescaleras será mejorar la movilidad de cualquier persona que tenga una minusvalía física que le impida desplazarse de un lugar a otro con facilidad. Podemos establecer dos tipos diferentes de plataformas, las que están pensadas para el traslado de personas y aquellas cuya finalidad será el movimiento de mercancía de un lugar a otro.
Para algunas personas subir un solo peldaño puede convertirse en una misión imposible. Estas plataformas se han popularizado mucho en los últimos años, como sistema imprescindible en la accesibilidad de viviendas que requieren soluciones para habitantes con movilidad reducida.
Hablamos de tecnología útil para mejorar la calidad de vida de muchas personas que no tienen la suerte de poder moverse libremente. Además, es importante tener en cuenta que la accesibilidad es una cuestión obligada en la actualidad. Son muchos los edificios que se han visto obligados a adaptarse a unas condiciones mínimas de accesibilidad.
Aunque su instalación es muy sencilla, deberá hacerse de forma adecuada. Además, siempre es recomendable contratar un servicio profesional de mantenimiento que nos permita incrementar la vida útil de este tipo de soluciones salvaescaleras. La ubicación más habitual de estas plataformas será en las viviendas unifamiliares, pero también es fácil encontrarlas en los portales de edificios públicos o de viviendas para salvar varios peldaños antes de llegar a la zona de ascensores.
Los montacargas son otro ejemplo de plataformas verticales, sólo que en este caso no se utilizan para el desplazamiento de personas, sino de mercancía. Pueden ser necesarios para elevar las elaboraciones culinarias de la cocina a la planta de restauración o en almacenes y naves que cuentan con diferentes alturas de almacenaje. Resultan muy útiles para cargas pesadas y, en algunas ocasiones, la carga puede ir acompañada de una persona.
En Ascensores J. Pascual queremos reivindicar la libertad de movimiento en todos los casos por igual. No es lógico que las personas con una discapacidad motriz se vean obligadas a quedarse enclaustradas en casa por miedo a una caída o por no poder superar las diferentes barreras arquitectónicas a las que deben enfrentarse cada día.